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La Jardinera Violeta Parra

Para olvidarme de ti Voy a cultivar la tierra En ella espero encontrar Remedio para mi pena Aquí plantaré el rosal De las espinas más gruesas Tendré lista la corona Para cuando, en mí, te mueras Para mi tristeza, violeta azul Clavelina roja pa mi pasión Y para saber si me corresponde Deshojo un blanco manzanillón Si me quiere mucho, poquito o nada Tranquilo queda mi corazón Creciendo irán, poco a poco Los alegres pensamientos Cuando ya estén florecidos Irán lejos tus recuerdos De la flor de la amapola Seré su mejor amiga La pondré bajo la almohada Para dormirme tranquila Para mi tristeza, violeta azul Clavelina roja pa mi pasión Y para saber si me corresponde Deshojo un blanco manzanillón Si me quiere mucho, poquito o nada Tranquilo queda mi corazón Cogollo de toronjil Cuando me aumenten las penas Las flores de mi jardín Han de ser mis enfermeras Y si acaso yo me ausento Antes que tú arrepientas Heredarás estas flores Ven a curarte con ellas Para mi tristeza, violeta azul Clavelina roj...

La flor de ceniza Idea Vilariño

El amor… ah, qué rosa. Tenla, sostenla, súbele aguas dulces y puras, vela la milagrosa ascensión del perfume y esa niebla de fuego que se le dobla en pétalos. El amor… ah, qué rosa, qué rosa verdadera. Ah, qué rosa total, voluptuosa, profunda, de tallo ensimismado y raíces de angustia, desde tierras terribles, intensas, de silencio, pero rosa serena. Tenla, sostenla, siéntela, y antes que se derrumbe embriágate en su olor, clávate en las espadas del amor, esa flor, esa rosa, ilusión, idea de la rosa, de la rosa perfecta.

ROSAS de Mary Oliver

Todo el mundo se hace de vez en cuando esas preguntas para las que no existe respuesta: el origen del mundo, la existencia de Dios, qué sucede cuando se baja el telón y nada lo detiene, ya no habrá besos, ni Súper Bowl, ni visitas al centro comercial. “Rosas salvajes”, les dije una mañana. “¿Tenéis las respuestas? Y si las tenéis, ¿me las daríais?

ROSAS de Piedad Bonnett

Con el estiércol  que arrojan a mi patio  abono yo mis rosas.  Aéreas en sus tallos,  de la luz se alimentan  aunque lleven la muerte  dormida en sus corolas.  Y su belleza, inútil como toda la belleza,  sus espinas inocuas,  hacen cerco al corazón,  guerrean con la bestia que acecha en la tiniebla.

La rosa Jorge Luis Borges

La rosa, la inmarcesible rosa que no canto,  la que es peso y fragancia,  la del negro jardín en la alta noche,  la de cualquier jardín y cualquier tarde,  la rosa que resurge de la tenue ceniza por el arte de la alquimia,  la rosa de los persas y de Ariosto, la que siempre está sola,  la que siempre es la rosa de las rosas, la joven flor platónica,  la ardiente y ciega rosa que no canto, la rosa inalcanzable.

Pez cometa

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