Amalia, la niña de los colores
Amalia, la niña de los colores Clara Inés Cuervo Mondragón Desde que nació Amalia, sus padres cada año le regalaban colores. Las personas la conocían como la niña de los colores. Ella, los lucía a todas horas, en todo lugar, con todos y con todo; no quería más, ni tenía más sino sus resplandecientes colores. Un día, el día enfermó y con él la luz. La única que tenía colores era Amalia. Pero, ella los guardó en un baúl por temor a que se los quitaran. Todas las personas, seres vivos, lugares empezaron a languidecer. Los padres de Amalia le rogaron que sacara sus colores, ella se negó hacerlo. La niña empezó a quedarse blanca como un papel, aun así no sacaba sus colores. Sus muñecos y sus amigos estaban pálidos y ya no querían jugar. La niña lloró tanto - que llegó a la mamá más barata la cuenta del agua - No quiso volver al colegio, ni siquiera al parque. Contempló, por mucho tiempo, su rostro...